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Pensamientos en el tren (1)


Hoy, mientras venía en el tren, he pensado en el tiempo. Me gusta pasar tiempo mirando el mar. Siempre pienso que debería tener mucho tiempo para dedicarlo a cosas tan simples como mirar el mar, las ramas de los árboles, las flores, los reflejos de la luz en la arena, las sombras de cualquier objeto sobre mi piel… cosas que hago y que me gustan mucho. 

Puede parecer que pierda el tiempo en estas actividades, pero me sientan tan bien que es imposible que pueda denominarlas como “perder” el tiempo.

Te sientas frente al mar, con tus pensamientos y, de pronto, te ves pequeño, insignificante, que te olvidas de todo.

¿Y la sensación de la arena fría en los pies en esta época? Pones un pie en la arena y quieres que sea verano, que esa misma arena te esté quemando los pies. Te imaginas dando saltitos para evitar abrasarte los pies, aunque no eres capaz de dejar de lado el frío del momento.

Me doy cuenta de lo difícil que es recordar las sensaciones. Puedes tener un recuerdo agradable o desagradable, pero cuesta mucho acordarse del calor del verano durante una tarde ventosa de invierno. Y esto me lleva a pensar en la magnífica aportación de las artes en este aspecto. Realmente puedes revivir sentimientos con un texto, una película, una pintura, una escultura… ¿no es eso maravilloso? Somos afortunados (todavía).

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