Hay personas que, cuando las ves
sonreír, hacen que te sientas seguro. Tú eras una de esas personas. Nos vimos
muy pocas veces y no teníamos una relación directa, pero a mí me gustabas porque
transmitías tranquilidad.
Hace diez años hice una llamada a
Spanair para saber si estabas en una lista de pasajeros. Tu teléfono estaba
apagado y solo apagabas el teléfono cuando ibas a coger un vuelo. Desde que
escuché la noticia tu nombre se me pasó por la cabeza, pero pensé que había
muy pocas probabilidades. Sin embargo, no pude evitar preocuparme.
Una operadora cogió el teléfono y
al explicarle la situación me preguntó tu nombre. Entonces llegó el silencio. Más
silencio. Una respiración contenida. Y a continuación una voz tensa que me dijo:
“una persona se pondrá en contacto con usted más adelante; ahora mismo no puedo
ofrecerle información adicional”. Registraron mis datos de contacto, pero yo ya
había obtenido la respuesta que no deseaba conocer. El silencio fue lo único
que se quedó grabado en mi cabeza. Estabas en esa lista. Tú eras uno de los
pasajeros de aquel JK5022.
Han pasado diez años y
precisamente lo que me inquieta es saber que han sido diez años. El tiempo se
escapa muy rápido. Todavía no he vuelto a coincidir con alguien que transmita
esa serenidad ni que tenga una sonrisa tan pura coma la tuya. Me hubiese gustado
haber compartido más ratos contigo. De todas formas, te agradezco esos bonitos
recuerdos que me invaden al pensar en ti.
"En algún lugar... siempre en nuestros corazones".
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