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Desaparecida

No supo cuándo desapareció. Al despertar cada mañana se preguntaba por ella y venían a su memoria miles de momentos de felicidad. Su cabeza daba vueltas y no dejaba ni un minuto de pensar en su regreso, pero cada día que pasaba era más complicado, más desesperanzador. Cuestionaba lo que había fallado, tantos sueños rotos, la ilusión perdida y los ratos amargos que los habían alejado. Miraba su reflejo en el espejo y la recordaba tan bonita, tan alegre, tan sincera. Y ahora solo había una mueca triste, desgarrada y vacía.

Se asomaba a la ventana mientras derramaba lágrimas de sus ojos y, viendo distorsionado el paisaje, deseaba que ella, que su sonrisa, volviese a casa y a su vida.

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