¿Alguien te había observado? ¿Alguien sabía que estabas ahí? Parece que todos hemos olvidado que tú también formaste parte de esa historia.
Recuerdo cuando me contaron aquella historia. Era una de esas historias que te encojen el alma y hacen que pienses en lo injusta que es la vida. Sin embargo, hace poco me vino a la mente y pensé que la vida había sido aún más injusta con uno de los protagonistas.
Una muchacha joven en la flor de la vida, con apenas 15 años, fue obligada a casarse con un hombre 13 años mayor que ella. Jamás le preguntaron si quería casarse, si tenía sueños, si amaba algo o a alguien, simplemente la obligaron a decir: "Sí, quiero".
Pasaron los años y aquella mujer fue creciendo, viviendo sin amor en un matrimonio que la consumía por dentro.
De pronto un día su corazón dio un vuelco. Un desconocido hizo que aquella mujer, que se había resignado a no sentir nunca nada, sintiese mariposas en el estómago. Aquel hombre había hecho que su corazón latiese deprisa y sus ojos brillasen como nunca lo habían hecho.
Se enamoraron como locos aún sabiendo que ella estaba casada y que dicho amor estaba condenado a la oscuridad y al olvido.
El marido de ella se enteró, pero decidió perdonarla y seguir a su lado el resto de su vida, criando a sus hijos, incluso los hijos que ella tuvo con ese hombre que le robó el corazón. Ella aceptó la situación y continuó como si aquello no hubiese existido. Pero existió y ella lo guardó dentro de sí, lo transformó en una enfermedad terminal y acabó muriendo cuando sus hijos ya estaban tan mayores que le habían dado nietos y bisnietos.
Esa es la triste historia de una mujer que no pudo vivir plenamente el amor, una mujer que vivió escondida, una mujer que nunca pudo levantar la cabeza de orgullo o felicidad porque se sentía pequeña por dentro. Antes de morir pidió perdón a ese hombre que le perdonó todo lo que hizo.
Pero... ¿Por qué nunca dijiste nada? ¿Por qué parecía que la otra historia era más triste que la tuya? ¿Por qué nos dejaste creer que tu versión de la historia no valía la pena?
¿Cómo pudiste vivir tantos años al lado de una mujer a la que amabas con todo tu ser y que nunca pudo amarte? ¿Cómo te sentiste cuando descubriste su relación con ese hombre que te robó su corazón? ¿Cómo pudiste perdonar todo y seguir amándola?
En esta historia nadie se acordó nunca de ti, de ese hombre que se enamoró de aquella dulce y bonita joven, el mismo que le dio lo mejor de sí mismo, el que le regaló todo su tiempo, todo su amor, aquel que vivió resignado a no ser amado y siguió amándola incluso cuando ella no estaba. Ese que tanto la amó que no pudo soportar vivir sin ella y se consumió tan rápido que acabó muriendo un año después.
Lo siento mucho por ti. Nunca me puse en tus zapatos y ahora que no estás tampoco sé cómo decirte que ojalá el destino te recompense. A lo mejor en otra vida os encontráis y podéis amaros. Ojalá. Sería una bella historia de amor. Casi como esa que todos creímos que había y de la que luego descubrimos toda la verdad.
***
Recuerdo cuando me contaron aquella historia. Era una de esas historias que te encojen el alma y hacen que pienses en lo injusta que es la vida. Sin embargo, hace poco me vino a la mente y pensé que la vida había sido aún más injusta con uno de los protagonistas.
Una muchacha joven en la flor de la vida, con apenas 15 años, fue obligada a casarse con un hombre 13 años mayor que ella. Jamás le preguntaron si quería casarse, si tenía sueños, si amaba algo o a alguien, simplemente la obligaron a decir: "Sí, quiero".
Pasaron los años y aquella mujer fue creciendo, viviendo sin amor en un matrimonio que la consumía por dentro.
De pronto un día su corazón dio un vuelco. Un desconocido hizo que aquella mujer, que se había resignado a no sentir nunca nada, sintiese mariposas en el estómago. Aquel hombre había hecho que su corazón latiese deprisa y sus ojos brillasen como nunca lo habían hecho.
Se enamoraron como locos aún sabiendo que ella estaba casada y que dicho amor estaba condenado a la oscuridad y al olvido.
El marido de ella se enteró, pero decidió perdonarla y seguir a su lado el resto de su vida, criando a sus hijos, incluso los hijos que ella tuvo con ese hombre que le robó el corazón. Ella aceptó la situación y continuó como si aquello no hubiese existido. Pero existió y ella lo guardó dentro de sí, lo transformó en una enfermedad terminal y acabó muriendo cuando sus hijos ya estaban tan mayores que le habían dado nietos y bisnietos.
Esa es la triste historia de una mujer que no pudo vivir plenamente el amor, una mujer que vivió escondida, una mujer que nunca pudo levantar la cabeza de orgullo o felicidad porque se sentía pequeña por dentro. Antes de morir pidió perdón a ese hombre que le perdonó todo lo que hizo.
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Pero... ¿Por qué nunca dijiste nada? ¿Por qué parecía que la otra historia era más triste que la tuya? ¿Por qué nos dejaste creer que tu versión de la historia no valía la pena?
¿Cómo pudiste vivir tantos años al lado de una mujer a la que amabas con todo tu ser y que nunca pudo amarte? ¿Cómo te sentiste cuando descubriste su relación con ese hombre que te robó su corazón? ¿Cómo pudiste perdonar todo y seguir amándola?
En esta historia nadie se acordó nunca de ti, de ese hombre que se enamoró de aquella dulce y bonita joven, el mismo que le dio lo mejor de sí mismo, el que le regaló todo su tiempo, todo su amor, aquel que vivió resignado a no ser amado y siguió amándola incluso cuando ella no estaba. Ese que tanto la amó que no pudo soportar vivir sin ella y se consumió tan rápido que acabó muriendo un año después.
Lo siento mucho por ti. Nunca me puse en tus zapatos y ahora que no estás tampoco sé cómo decirte que ojalá el destino te recompense. A lo mejor en otra vida os encontráis y podéis amaros. Ojalá. Sería una bella historia de amor. Casi como esa que todos creímos que había y de la que luego descubrimos toda la verdad.
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