Las cosas tal y como son

Hay una frase que dice: "La experiencia es la madre de la ciencia" y tiene toda la razón. Porque al fin y al cabo la experiencia es lo único que hace que nos entendamos y es la base para explicar nuestro presente e intuir nuestro futuro a corto plazo. Digo toda esta parafernalia porque la experiencia me ha enseñado grandes cosas, buenas, muy buenas, malas, muy malas y peores, pero yo he conseguido aprender. Y ya no se trata sólo y únicamente de mis experiencias sino de las experiencias de tantas y tantas personas con las que me he podido tropezar en el camino. La experiencia es un mosaico que se va completando con lo vivido por unos y otros. Cada uno aprende a su manera. Hay gente que construye mosaicos y gente que prefiere esperar a que los hechos ocurran en primera persona una y otra vez sin sacar conclusiones. No puedo decir que una opción sea más válida que la otra o la otra que la una, simplemente son maneras diferentes de absorber lo que nos rodea. Podemos decir que un punto de vista es previsor y el otro aventurero. Comúnmente todos lo entenderemos mejor si decimos que un punto de vista es aburrido y el otro es divertido. ¿Y a quién no le gusta la diversión? El problema llega cuando todo es divertido, sin pauta, sin control y sobre todo sin empatía; y recalco "empatía" porque nunca nos ponemos en el lugar del otro hasta que la experiencia nos hace estar en ese lugar en un tiempo determinado y por un motivo.

Yo puedo decir que gracias a "la madre de la ciencia" he pasado de lo divertido a lo aburrido y de no tener empatía por nadie a vivir intensamente las sensaciones de otros. Hoy en día creo que nadie enseña la empatía, creo que vamos perdiendo humanidad, RESPETO, sinceridad, etc. Lo perdemos todo tan rápido que podemos comprobar día a día la extrema falsedad que mueve a la gente.

Con esta reflexión me gustaría que POR UN INSTANTE VIÉRAMOS LA VIDA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE ESE AL QUE NO QUEREMOS RESPETAR PORQUE NO NOS IMPORTA LO QUE SIENTE.